Caracas, 25 de febrero de 2013.
Comandante
Hugo Chávez
Camarada, Padre, Amigo, Líder de la Revolución
Bolivariana.
Con cuanta emoción te escribo estas líneas, son tantas
cosas que decirte, desde lo más profundo
y sincero de mi corazón debo agradecerte por aquel gesto valiente aquella
luminosa madrugada del 04 de febrero de
1992, aquel instante en el que asumiste la responsabilidad de la insurrección
militar, esos minutos despertaron el fuego sagrado en el alma de nuestro pueblo
y emergió desde las entrañas de ese pueblo el Huracán Bolivariano que recorrió
la Patria y luego se hizo gobierno. Cuanta pasión, cuanto coraje, cuanta
valentía. Hoy recuerdo aquella jornada del
12 de agosto de 2008, aquel día cuando lanzábamos la convocatoria al Congreso
Fundacional de la Juventud del Partido Socialista Unido de Venezuela, recuerdo
la alegría que desbordaba la Sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño, y
aquellas palabras tuyas, cuando citando a José Vasconcelos nos llamaste
"Juventud de raza cósmica".
Comandante, Padre, Amigo…luego, aquella
memorable jornada en Caruachi, con la fuerza impetuosa del Caroní frente a
nosotros tus hijos e hijas. Inolvidable también, otra vez en la Ríos Reyna,
aquel 06 de febrero de 2010 cuando nos
mostraste la espada libertadora, la espada de nuestro Padre Libertador Simón
Bolívar, nos quedamos sin palabras admirando la heroicidad de esa espada, que
200 años después sigue liberando pueblos. Desde nuestra juventud seguimos su
senda, seguimos tu guía, vamos junto a ti, junto a Bolívar por la Independencia
definitiva.
Padre, así te digo, así te siento. Hoy libras tu batalla
por la vida, que es una batalla por la patria, una batalla por el futuro. Y
millones de corazones en nuestra Patria y más allá palpitan contigo. Bien lo
has dicho, recordando a Bolívar, una y mil veces "Somos el pueblo de las
dificultades" mil batallas hemos librado y mil victorias hemos obtenido.
Tus hijas e hijos hemos comprendido que ya tú no eres un hombre, tú te
transfiguraste en proyecto, tu estas hecho pueblo. Chávez nos devolviste la
esperanza, nos devolviste la moral, nos devolviste la dignidad. Y nosotros,
ésta Generación Bicentenaria será la garante de la irreversibilidad de la
Revolución Bolivariana.
Con afecto profundo, se
despide de ti, tu hijo
Heryck Rannyer Rangel
Hernández
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