Cuando te conocí Bolívar, entendí esa pasión que te llevó a dejarlo todo y entregar tú vida por la patria. Me dí cuenta al leer tus cartas, tus decretos, tus escritos y reflexiones, que eras muy humano; y no ese ser acartonado y frío que aparecía en el cuadro del salón de clases. No eras sólo un rostro en un billete, el nombre de una calle céntrica o una estatua en una plaza a la que había que ponerle flores varias veces al año. Cuando te conocí Bolívar, fue como despertar de un largo letargo. Abrir los ojos y ver tú lucha, recorrer los senderos que recorriste y llorar de frustración al ver que la patria que con tanto esfuerzo intentaste construir se derrumbó por los mezquinos intereses de una oligarquía lacaya que no supo, ni quiso entenderte. Cuando te conocí Bolívar, era apenas un jóven contemporaneo con aquel hombre que hace 200 años juró en el Monte Sacro no dar descanso ni a su brazo ni a su alma hasta no haber completado la grande obra de liberar estas tierras del yugo...
Coordinador Nacional del Partido Verde de Venezuela | Doctor en Ecología | Profesor Universitario.