Uno de los mayores problemas ambientales que agobia el día a día de las ciudades, es el de la basura; los desperdicios son fuente de malos olores, de infecciones y enfermedades, de contaminación y de alimañas que afectan a las comunidades. Es frecuente que las personas se quejen respecto a la disposición de desechos en lugares inadecuados, aunque también se ha vuelto común ver a muchos lanzando sus desperdicios a los barrancos de los cerros, en terrenos baldios y hasta en lugares públicos. Ahora bien, el origen del problema de la basura está en los patrones de consumo que predominan en la sociedad actual.
En las ciudades se producen miles de toneladas de basura cada día, el mercado al “facilitar” la vida ha hecho todo desechable, atrás quedaron los tiempos de los productos retornables y reutilizables. En un mundo donde el tiempo es dinero, pasas rápido por el supermercado a hacer unas compras: encuentras todo listo para llevar…y al final todo lo empacan en un caudal de bolsas plásticas, lo mismo pasa si vas a un sitio de comida rápida, la comida se pierde entre los papeles y los plásticos. Una escena común, ahora que escribo, deben estar saliendo miles de personas llevando a su casa comida, y la basura accesoria. Asimismo, la falta de conciencia ciudadana y ambiental hace que muchas personas saquen sus desperdicios en horas inadecuadas y los ubiquen en lugares no idoneos, este problema se agrava cuando las autoridades municipales no emprenden una gestión de recolección de desechos sólidos eficiente y constante.
Hace unos años vimos como Napoles, Italia quedó sumergida en la basura, generando focos infecciosos y problemas sociales, hoy Maracaibo podría correr con una suerte similar. Vale recordar la vieja gaita que dice: “Maracaibo… ¿que más te puede pasar?” luego de que producto de la decisidia de quien gobierna la municipalidad se eliminó el Instituto Municipal de Ambiente, en una acción neoliberal, evidenciando su desprecio por la Pachamama, los trabajadores y por el pueblo.
Quiero expresar mi solidaridad con la huelga de hambre de los llamados “salserines” esos hombres y mujeres de Maracaibo, padres y madres de familia, que de sol a sol uno veía trabajando por la ciudad, limpiandola y poniendola bonita, ¡mucha fortaleza en la lucha!
Heryck Rangel Hernández
Caracas
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