El
momento político que vivimos exige de todos nosotros responsabilidad. No todos
los opositores son oligarcas, ni fascistas, pero la oligarquía y el fascismo,
pretenden usar a quienes se oponen a la Revolución Bolivariana como plataforma
para asaltar el poder.
El
Comandante Chávez rompió con los esquemas de la política en Venezuela, al asumir
el 04 de Febrero de 1992 la responsabilidad de la insurgencia cívico-militar
contra el régimen. En sus breves palabras al país, tocó la fibra nacional al
dar la cara y reconocer en ese momento que “por ahora” los objetivos no se
habían logrado.
Lamentablemente,
la dirigencia opositora es estructuralmente irresponsable, ningún dirigente
opositor ha reconocido ante el país su participación en la aventura golpista
del 2002, aunque los vimos a todos en Miraflores aplaudiendo y suscribiendo un
tristemente célebre decreto al breve Gobierno de Facto.
Aún
esperamos las pruebas del supuesto fraude electoral del 2004 que Henry Ramos
Allup prometió al país, también esperamos las pruebas del 2013 que Henrique
Capriles Randonsky planteó, luego de llamar a descargar la ira en las calles,
generando violencia y muerte de inocentes.
Venezuela
espera que algún día, Leopoldo López haga un acto de contrición, y pida perdón
a los heridos y lesionados, pero sobre todo los familiares de las víctimas mortales que dejó el plan
golpista denominado “La Salida” por el que hoy cumple condena.
Debemos
reconocer que, la violencia se ha apoderado de las movilizaciones de la
derecha, estamos frente a una insurrección armada, que ha dejado tras de sí una
estela de dolor y muerte. Y nos duele la muerte de cualquier venezolano, por lo
que exigimos justicia.
Una
cuestión fundamental que todas y todos tenemos que reconocer es que Chávez no
dividió a Venezuela, yo reto a quien afirme lo contrario a que visite el puente
05 de julio, en el municipio Sucre del estado Miranda, y se detenga allí a
mirar de un lado los barrios de Petare y del otro los edificios de La Urbina,
que tienen más de 30 años, y constate la división existente entre las clases
sociales en nuestra ciudad capital. Pero sí aún no se convence, respondan: ¿Por
qué las montañas de la clase media se le llaman colinas, y a la de los pobres
cerros?
Mi
abuela Gertrudis me contó una vez, que el día que en su pueblo se enteraron de
la caída del General Marcos Pérez Jiménez, salieron los adecos correa en mano a
perseguir a quienes apoyaban al gobierno de Pérez Jiménez. Concluía su
reflexión diciendo: No puede ser bueno, algo que empezó a correazos. El tiempo
le dio la razón a mi vieja.
Estas últimas semanas han escalado las expresiones
de odio, por parte de algunos compatriotas. Tanto tú, como yo, que militamos en
la causa revolucionaria, o los que piensan distinto, debemos contribuir a
detener esa oleada de locura que nada bien le hace al país
Estoy
convencido de que el amor vencerá, y es nuestra responsabilidad que así sea.
Heryck Rangel
Imagen: @andreahermoso
Comentarios
Publicar un comentario