Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de febrero 7, 2010

Cuando te conocí Bolívar

Cuando te conocí Bolívar, entendí esa pasión que te llevó a dejarlo todo y entregar tú vida por la patria. Me dí cuenta al leer tus cartas, tus decretos, tus escritos y reflexiones, que eras muy humano; y no ese ser acartonado y frío que aparecía en el cuadro del salón de clases. No eras sólo un rostro en un billete, el nombre de una calle céntrica o una estatua en una plaza a la que había que ponerle flores varias veces al año. Cuando te conocí Bolívar, fue como despertar de un largo letargo. Abrir los ojos y ver tú lucha, recorrer los senderos que recorriste y llorar de frustración al ver que la patria que con tanto esfuerzo intentaste construir se derrumbó por los mezquinos intereses de una oligarquía lacaya que no supo, ni quiso entenderte. Cuando te conocí Bolívar, era apenas un jóven contemporaneo con aquel hombre que hace 200 años juró en el Monte Sacro no dar descanso ni a su brazo ni a su alma hasta no haber completado la grande obra de liberar estas tierras del yugo

Campaña Admirable: Lucha contra la corrupción

Una de las grandes tareas de la Revolución Bolivariana es la refundación ética y moral de Venezuela, y así lo recoge el Proyecto Nacional Simón Bolívar. Tenemos el compromiso de superar el terrible cáncer capitalista de la corrupción, que se instauró en nuestro sistema político, como medio, de unos pocos, para la acumulación de bienes y riqueza monetaria, en detrimento de las grandes mayorías. La corrupción es, sin duda alguna, un crimen contra los Derechos Humanos y un obstáculo crítico para el desarrollo social. Como el cáncer, se manifiesta en formas diversas: el uso ilegítimo de información privilegiada, el tráfico de influencias, los sobornos, extorsiones, fraudes, malversación, el nepotismo; entre otras manifestaciones. El capitalismo ha pretendido naturalizar la corrupción usando el escudo de la impunidad y la ignorancia. Es lamentable escuchar expresiones populares como “Que se coman el cambur, pero que nos tiren la concha” Las élites lacayas que gobernaron el país, acostumbr