Hace un año se hizo infinito el Comandante Supremo Hugo Chávez, me embargan muchos sentimientos al evocarlo, recuerdos y vivencias, pero sobretodo lecciones y aprendizajes, porque el Comandante Chávez es un gran pedagogo del pueblo. Y quiero subrayar que “es” y no “fue” porque de él siempre se hablará en presente; como bien lo reiteró durante la campaña presidencial de 2012, “ya Chávez no es un hombre, Chávez es un pueblo”; y me permito agregar Chávez es una utopía concreta.
Es sin duda síntesis y génesis, su lucha resume
todas las causas justas de la humanidad y al mismo tiempo su praxis
revolucionaria fue una ruptura creadora del cambio de época que hoy vive
América Latina y el Caribe. Un gigante que transformó un “por ahora” en un
“para siempre” Un hombre que se fundió en el alma del pueblo, y que hoy lo
vemos en la mirada esperanza de un pueblo al que le devolvió la dignidad y la
firme convicción de construir un sociedad de iguales. Chávez convirtió esta era bicentenaria en la
era de la independencia definitiva, de la soberanía, de la unión de Nuestra
América y, fundamentalmente, en la era de la redención definitiva de los
pobres. Fue sin duda, un pilar fundamental para la construcción de del sueño
bolivariano de ver a la América Latina y caribeña unida y consolidada en una
Patria Grande, libre de las cadenas del coloniaje, la pobreza, el hambre, la
miseria y la desigualdad. Chávez es el precursor del cambio de época que
vivimos, nos devolvió la esperanza, nos
devolvió la moral, nos devolvió la dignidad. Y nosotros, ésta Generación
Bicentenaria, seremos la garante de la irreversibilidad de la Revolución
Bolivariana.
El legado de Chávez, sólo es comparable con la
heroica imagen prometeica de robarle el fuego a los dioses para entregárselos a
los mortales.
Heryck R. Rangel Hernández
@heryckrangel
Caracas.
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